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LLJournal 20:2

Los discursos sobre las crisis en la actualidad nos acostumbraron a transitar diversos tipos de velocidades que suelen marcar sentidos de urgencia distintos. Al día de hoy, el reloj climático ubicado en la Plaza Unión, en la ciudad de Nueva York, marca el límite de 3 años, 336 días y 22 horas (y contando) para reducir drásticamente las emisiones de efecto invernadero de la atmósfera. Esta forma de marcar una suerte de contra-tiempo hacia la catástrofe coexiste con otras métricas similares como por ejemplo la del Reloj de la Deuda Nacional, una valla ubicada no muy lejos de la anterior, que actualiza diariamente la deuda total adquirida por los Estados Unidos, así como el porcentaje que le corresponde aportar a cada familia.   Por su parte, desde Latinoamérica y el Caribe, han existido dispositivos milenarios que marcan una temporalidad distinta, quizá más cercana con los tiempos de la...